El corego debía encargarse
del pago al coro, formado por ciudadanos Atenienses en los
festivales Dionisíacos y, que en el caso de los festivales Leneos,
también podía estar formado por algún miembro extranjero. El coste del equipo
escénico que requería la obra, y la comida celebratoria posterior a la
representación también corrían a cargo del corego.
Los actores, sin embargo, eran
pagados por el Estado. El corego solía dejar la mayor parte del trabajo
artístico en manos del poeta y de sus ayudantes. Resulta probable que muchos
miembros del coro tuviesen que comer mal e ir vestidos con andrajos por culpa
de un corego tacaño, cosa que pasaba más a menudo de lo que se cree. El poeta
era el verdadero protagonista de los festivales y el principal manejador del
coro; él mismo componía las músicas para el coro y ensayaba con ellos los
bailes.
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